Diversidad microbiana y vacunas. La respuesta inmune a la vacunación varía según las personas. La microbiota intestinal juega un papel esencial en el desarrollo y regulación del sistema inmune y, por tanto, su composición puede influir en la respuesta individual a la vacunación.
Microbiota, nutrición y sistema inmune están íntimamente relacionados y requieren una homeostasis para su funcionamiento correcto.
En condiciones en las que hay una microbiota alterada los antígenos vacunales no son capaces de provocar una respuesta inmune robusta y efectiva, especialmente durante los primeros años de vida. Por ejemplo, hay una clara evidencia que en regiones con un sistema de saneamiento pobre donde la exposición a patógenos fecales es frecuente en edades tempranas, la inmunogenicidad generada por las vacunas administradas por vía oral es mucho menor. Esto se ha demostrado para las vacunas orales frente al cólera, polio o rotavirus: los niños de regiones más desfavorecidas tienen una menor inmunidad mucosal.
Aunque hay muchos factores que pueden influir en la Diversidad microbiana y vacunas: como la genética, la exposición temprana a determinados antígenos o la vacunación maternal, cada vez hay más evidencias de la influencia de la microbiota.
Parece ser que no solo depende de la nutrición, sino también de una disbiosis intestinal, que acaba causando
una condición inflamatoria crónica en niños, que se ha denominado disfunción entérica ambiental (EE,
Environmental Enterophathy). Esta disfunción afecta sobre todo al intestino delgado y se manifiesta
como una alteración de las vellosidades intestinales, un aumento de la permeabilidad intestinal, y una
inflamación crónica que genera mala absorción.