Comite organizador/cientifico 2º Congreso Covid19

 

La situación de emergencia sanitaria provocada por el CoV-SARS-2 ha generado una mayor valoración social tanto de la sanidad y sus profesionales, como del papel que la ciencia y la investigación deben jugar en la esfera pública. A esta valoración ha contribuido decisivamente la respuesta de los profesionales sanitarios a la epidemia. La respuesta de los profesionales sanitarios de las distintas áreas ha sido un ejemplo de generosidad, compromiso y de trabajo en equipo que debe ser motivo de reflexión y orgullo.

Somos Comite organizador/cientifico 2º Congreso Covid19 en varias intervenciones:


La pandemia por COVID19, sin ningún género de dudas, ha provocado situaciones trágicas y un enorme sufrimiento, pero al mismo tiempo nos ha dejado algunas enseñanzas que son vitales para afrontar la enfermedad en los próximos meses. Hemos aprendido que es necesaria la coordinación entre las diferentes autoridades e instituciones sanitarias para responder de forma eficaz a la pandemia. También hemos aprendido que es imprescindible la responsabilidad colectiva e individual para hacer frente a la nueva situación social, económica y sanitaria que ha originado la COVID19. Y finalmente, la pandemia nos ha hecho plenamente conscientes de que el trabajo colaborativo de todos los profesionales del sistema de salud, la coordinación de las diferentes instituciones sanitarias y el apoyo a la investigación son imprescindibles para hacer frente a los nuevos retos y desafíos que plantean situaciones, presentes y futuras, como la originada por la pandemia de COVID19. El I Congreso Nacional de COVID19 ha pretendido desde su origen ser ejemplo de ello.

 

Diversidad microbiana y vacunas. La respuesta inmune a la vacunación varía según las personas. La microbiota intestinal juega un papel esencial en el desarrollo y regulación del sistema inmune y, por tanto, su composición puede influir en la respuesta individual a la vacunación.

Microbiota, nutrición y sistema inmune están íntimamente relacionados y requieren una homeostasis para su funcionamiento correcto.

En condiciones en las que hay una microbiota alterada los antígenos vacunales no son capaces de provocar una respuesta inmune robusta y efectiva, especialmente durante los primeros años de vida. Por ejemplo, hay una clara evidencia que en regiones con un sistema de saneamiento pobre donde la exposición a patógenos fecales es frecuente en edades tempranas, la inmunogenicidad generada por las vacunas administradas por vía oral es mucho menor. Esto se ha demostrado para las vacunas orales frente al cólera, polio o rotavirus: los niños de regiones más desfavorecidas tienen una menor inmunidad mucosal.

Aunque hay muchos factores que pueden influir en la Diversidad microbiana y vacunas: como la genética, la exposición temprana a determinados antígenos o la vacunación maternal, cada vez hay más evidencias de la influencia de la microbiota.
Parece ser que no solo depende de la nutrición, sino también de una disbiosis intestinal, que acaba causando
una condición inflamatoria crónica en niños, que se ha denominado disfunción entérica ambiental (EE,
Environmental Enterophathy). Esta disfunción afecta sobre todo al intestino delgado y se manifiesta
como una alteración de las vellosidades intestinales, un aumento de la permeabilidad intestinal, y una
inflamación crónica que genera mala absorción.

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