Formamos a la ciudadania para el cambio

Una de las principales características de las sociedades actuales, es el permanente estado de cambio al que se ven sometidas que se manifiestan de forma evidente en una gran diversidad de ámbitos sociales.
Hablamos de cambios que afectan a la propia estructura social, la estructura de relaciones, el mundo laboral, etc. Pero, sobre todo, a lo que afecta es a dos fenómenos característicos: por un lado, el incremento y el continuo avance de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información y, por otro lado, la consideración social cada vez mayor, de que la formación constituye un elemento clave en la mejora de las condiciones de vida de los individuos y de que los profesionales de la formación juegan un papel fundamental.
La formación de la ciudadanía es la clave para adaptarnos a estos cambios constantes. Un ejemplo de ello, es la Formación en general y la Formación Ocupacional en particular que reciben los adultos. Estos dos tipos de formaciones, o enseñanzas, han cobrado una importancia notable en los últimos años; ya que mueven un importante volumen económico, movilizan a una gran cantidad de personas (desempleados, trabajadores, formadores, equipos técnicos, etc.), establecen colaboración entre distintos organismos y entidades (administraciones, sindicatos, ayuntamientos, empresas, etc.), están presentes tanto en políticas activas de empleo, como en lucha contra el desempleo.